El rol estratégico que debe desarrollar la RSE dentro de una empresa se centra, principalmente, en el principio del valor compartido. Es decir, en un contexto dónde las empresas representan un organismo de poder muy importante en nuestra sociedad, éstas deben aportar valor no únicamente a su negocio sino también al conjunto de la sociedad.
Es importante diferenciar correctamente el concepto del valor compartido respecto a la filantropía. La filantropía pues, abarca las responsabilidades empresariales de tercer grado. Es decir, aquellas acciones que la empresa realiza con el objetivo de mejorar aspectos de su entorno social más allá de su mera actividad empresarial específica. Un ejemplo de filantropía podría ser que una empresa donara una cantidad de dinero a una organización benéfica que se dedica a la investigación para el cáncer.
A diferencia de la filantropía, el valor compartido implica que la actividad que realiza la empresa aporte valor tanto a ella misma como a todos los stackeholders – o grupos de interés – que la componen: Proveedores, clientes, trabajadores, ciudadanos, etc.
Así pues, es fundamental entender que las acciones de RSE se realicen desde un punto de vista estratégico, involucrando a todos los departamentos y actividades: La RSE debe surgir desde el núcleo de la empresa y debe formar parte del proceso de creación de valor.
¿Cómo entender si las acciones que realiza una empresa se aproximan a los principios de la RSE?
Des de un punto de vista empresarial, a veces suele ser confuso identificar si las acciones que estamos realizando pueden considerarse acciones estratégicas de RSE. Es por esto que puede ayudarnos diferenciar las acciones por si hacen referencia a responsabilidades primarias, secundarias o terciarias:
– Responsabilidades primarias: Corresponden a la dimensión interna de la empresa, por lo tanto son inherentes a su actividad.
– Responsabilidades secundarias: Corresponden a una intención de mejorar resultados a una actividad específica de la empresa con sus grupos de interés.
– Responsabilidades terciarias: Tal y como se ha comentado anteriormente, corresponden a acciones realizadas con el objetivo de mejorar aspectos sociales más allá de su actividad.
Diferenciando las distintas acciones que realiza una empresa en términos de responsabilidad podemos ver que si ésta únicamente está centrada en acciones que involucran responsabilidades terciarias, no podría considerarse una acción estrategia de RSE como tal. Se trataría de una actividad filantrópica.
Por lo contrario, si identificamos las acciones que realiza una empresa dentro de la categoría de responsabilidades primarias y/o secundarias, nos encontramos ante una visón estratégica de RSE.
Otras formas de identificación de acciones de RSE
Aunque observar el grado de responsabilidad que abarcan las acciones que realiza una empresa resulte una forma útil de auto evaluación para éstas a la hora de estudiar la RSE, existen otros enfoques que permiten evaluar de forma distinta las acciones de RSE.
Un ejemplo sería diferenciar las acciones de RSE según si tienen un enfoque táctico o tangencial.
Acciones con enfoque tangencial
Se caracterizan por ser acciones que consisten en dar parte de sus beneficios a acciones de interés global o social. Generalmente, son acciones estrictamente relacionadas con la actividad del negocio. Es por este motivo que se denomina un acto tangencial respecto al núcleo de la empresa.
Si nos fijamos en esta definición, es fácil darse cuenta que corresponde a lo que anteriormente estábamos denominando un acción de responsabilidad terciaria. Es decir, una acción filantrópica. Es por este motivo que si una empresa únicamente realiza este tipo de acciones no puede considerarse como acción de RSE. Aunque si que pueden ser acciones complementarias a otras acciones de RSE que realiza una empresa.
Todas aquellas acciones comunicativas y publicitarias con carácter social que realiza una empresa, también son consideradas dentro de este grupo tangencial, puesto no encajarían dentro del concepto de valor compartido definido anteriormente. Así pues, son consideradas acciones interesadas realizadas desde un punto de vista comunicativo y marketiniano y no desde un punto de vista de la Responsabilidad Social.
Un ejemplo de estas prácticas podría ser un patrocinio con una entidad social, un evento solidario o, como ya comentado anteriormente, una donación filantrópica.
Acciones con enfoque táctico
A diferencia del enfoque tangencial, el enfoque táctico se refiere a acciones realizadas con el objetivo de mejorar y aportar valor a la repercusión de las actividades de la empresa. Es decir, son acciones creadas para reconducir malas prácticas, así como para generar diálogo entre los grupos de interés o bien prevenir riesgos.
Para entender bien qué es una práctica que se considera de enfoque táctico, es fundamental que las empresas incorporen los riesgos y las oportunidades que aparecen en la sociedad como propios. Es decir, la empresa no únicamente tiene en cuenta los riesgos empresariales (así como la competencia, la inestabilidad del mercado, etc.) sino también los riesgos sociales y del entorno (el cambio climático, las desigualdades sociales, etc.). Únicamente conseguiremos empresas comprometidas si éstas entienden que los problemas del entorno también forman parte de su responsabilidad como empresas.
En este caso, es muy útil, y altamente recomendable, realizar un análisis DAFO. De esta forma se consigue identificar de forma rápida si la empresa está considerando un enfoque táctico o, por lo contrario, un enfoque tangencial.
Conclusión: ¿Qué debe o no considerarse una acción de RSE?
Podemos concluir que, para que las acciones de RSE que realizamos en nuestras empresas tengan un rol estratégico dentro de nuestra organización, es fundamental que éstas nazcan desde el núcleo principal de la empresa. Deben formar parte del carácter empresarial y ser una parte prioritaria para la organización.