¿Qué países tienen igualdad legislativa? ¿Quiénes desarrollan más normativas para lograrlo? ¿Quién hace más hincapié en los derechos laborales? Damos un recorrido por el atlas de la igualdad, de norte a sur, para ver los derechos de las mujeres.
Derechos de las mujeres: Avances, pero no para todas
La realidad de las mujeres y las niñas en unos u otros países dista mucho. Mientras países como Afganistán, que fue declarado en su momento como el peor para nacer mujer, lo cierto es que en ninguno se ha erradicado por completo la violencia o la desigualdad. Son muchos los avances, pero también los retos que quedan por afrontar.
Entre estos avances destacan los reconocidos en la Declaración de Beijing, un hito para la ONU en 2020. Una conferencia resumió en doce esferas todos los avances ya fuera en legislación, concienciación o en igualdad real entre hombres y mujeres. Un empuje contra la desigualdad que aún queda a años luz de muchas naciones o de muchos aspectos de la sociedad, ya sea la vida privada, la laboral o la visibilidad pública de las mujeres.
España, en el término medio
España es uno de los países que legislativamente mejor salen parados de una comparativa mundial. Tiene registrada la igualdad en normativas tan importantes como la Constitución, el Código Penal o la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Tiene juzgados contra la violencia machista y protocolos que tratan de acabar con esta lacra.
En el plano laboral, también está muy estipulado. Las empresas deben tener un plan de igualdad, asegurarse de que no hay discriminación salarial, tendrán un plan contra el acoso y los permisos por paternidad y maternidad están equiparados. Sin embargo, la brecha salarial es de un 21% entre hombres y mujeres, las víctimas mortales entre menores y mujeres de la violencia patriarcal se ha disparado en 2021 y los y las menores siguen sin encontrar referentes femeninos en muchos libros de texto.
La igualdad sobre el papel y los feminicidios
Pese a que Portugal tiene también en su Constitución la igualdad entre hombres y mujeres, aún está lejos de tomarlo como un problema de primer orden en el país. Pese a que los asesinatos machistas, punta de la pirámide de la violencia patriarcal, supera en tasa a España, no tiene añadido en su código penal los delitos contra la igualdad de forma específica. Portugal, promueve el principio de «a igual trabajo, igual salario«. También promueve la crianza igualitaria, con permisos parentales en conjunto, que tiene en cuenta las familia monomarentales y las de diferente orientación sexual.
Chile, que próximamente cambiará su Constitución, ya promueve desde la actual la igualdad entre hombres y mujeres. También contempla agravantes en los delitos si existe superioridad de fuerza o por sexo, el Código del Trabajo busca la igualdad laboral y reconoce el feminicidio. Un término que permite describir mejor cualquier delito contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Latinoamérica ha sido pionera en este sentido.
Costa Rica destaca por haber creado en 1998 la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres, que refuerza el carácter igualitario de la norma central del país. Esta impulsó la Ley de Penalización de la Violencia Contra las Mujeres, con delitos como el femicidio, el maltrato, delitos generados por violencia psicológica, entre otros. Aún así, no existen delitos específicos por atentar contra la igualdad más allá del ámbito salarial o de promoción en el trabajo.
Los derechos reproductivos, derechos de primera
México es un ejemplo perfecto donde por un lado van las leyes y por otra la realidad. Los Estados Unidos Mexicanos tienen una ley contra el feminicidio, un agravante en los delitos por discriminación por sexo o embarazo y la igualdad laboral. Sin embargo, pese a tener una condena de entre 40 y 60 años de prisión contra los atentados machistas, sigue registrando cifras escalofriantes. México cerró 2020 con 3.723 muertes violentas de mujeres, sumando feminicidios y homicidios dolosos. Sin contar las desaparecidas.
Por su parte Argentina vivió recientemente uno de los episodios que más dividió al país: legislar sobre el aborto. Tras muchas protestas y mucha presión a los congresistas, las mujeres y los hombres a favor de los derechos lograron que la ley de interrupción del embarazo fuera una realidad en el país. Por contra, en países como El Salvador, se sigue condenando y persiguiendo a mujeres que han abortado incluso de forma involuntaria. La tutela del cuerpo de las mujeres es tal que incluso cuando el embarazo es fruto de una violación y la víctima es una menor, se pone en duda la posibilidad de acabar con el embarazo de forma prematura.
Trabajos vetados para las mujeres
China dio un paso adelante cuando en su código penal reconoció tipos de crímenes que antes no se consideraban, como la violación, el acoso o el maltrato. En materia laboral sí que destaca la defensa sobre todo de funcionarias (y su promoción) así como la ley laboral. En su artículo 13 dice que “las mujeres disfrutan de los mismos derechos laborales que los hombres, a la hora de contratar empleados, no pueden negarse a contratar mujeres ni elevar las exigencias de contratación debido a la razón de sexo». Aunque la tasa de participación de la mujer china en la economía es mayor que en España, el Estado aún puede vetar algunos puestos de trabajo por razón de sexo.
Otro país que también veta el acceso a determinados trabajos a la mujer es Rusia. Si bien es cierto que recientemente han dejado que las rusas puedan ser conductoras de metro o paracaidistas, aún mantienen el veto a 456 profesiones por ser ‘peligrosas’ para las mujeres. Una visión paternalista del Estado que contrasta con la permisividad que hay con la violencia contra las mujeres. Según las organizaciones feministas, ya que no hay datos oficiales fiables, en 2019 fueron asesinadas más de 1500 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.
La paradoja nórdica
Si bien en el ranking mundial hay países que destacan por tener leyes y una realidad muy favorable a la igualdad, no es oro todo lo que reluce. Si bien Noruega o Suecia destacan por las condiciones laborales o las de conciliación para las mujeres, no es así en violencia sexual. Según los datos que baraja la organización de derechos humanos, sólo en Finlandia unas 50.000 mujeres son víctimas de violencia sexual cada año pero un ínfimo número de estas agresiones acaban en condenas. En 2017, última cifra disponible, en Finlandia se dictaron solo 209 sentencias condenatorias por este delito.
En Dinamarca se estima que alrededor de 5.100 mujeres al año son víctimas de violación, un dato que la Universidad del Sur de Dinamarca eleva hasta 24.000 en 2017. Ese mismo año, solo 890 violaciones fueron denunciadas a la policía, de las cuales 535 fueron procesadas y 94 terminaron en condenas. Según el informe, a pesar de los elevados índices de violación, la tasa de enjuiciamientos es muy baja en Suecia, donde en 2017, sólo el 6% de casos de personas adultas desembocó en enjuiciamiento.
Con estos datos y otros, se elabora el informe Global Gender Gap Report 2020, que si bien refleja qué países están dando pasos en la buena dirección, también refleja que queda mucho por hacer.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad