Los permisos de maternidad y paternidad son una parte muy importante para conseguir una auténtica conciliación de la vida personal, familiar y personal, y llegar a la corresponsabilidad igualitaria. Entre los diferentes países que componen la Unión Europa hay una desigualdad importante en los permisos de maternidad y paternidad de cada nación. Llegando al punto de no existir el permiso por paternidad en algunos países, como por ejemplo Grecia.
Maternidad y paternidad en Europa
Si se hiciera un ranking de la situación de los permisos tras el nacimiento de un hijo o una hija, España quedaría situada en la mitad. Las madres disfrutan de 112 días de permiso. De este período de tiempo, se puede compartir con el padre las diez últimas semanas. Por su parte, los padres tienen derecho a 15 días. Hay países europeos en peor situación que España, en cuanto a los permisos de maternidad y paternidad se refiere. En Liechtenstein, Chipre y Grecia los padres no disfrutan de ningún día tras el nacimiento, y las madres tienen 56, 112 y 119 días respectivamente.
Los países más avanzados son Islandia y Noruega. Son ejemplos a seguir por parte del resto de naciones, aunque siempre se debe seguir mejorando. En Islandia el permiso es igual tanto para las madres como los padres, aunque solo cuentan con 90 días. En Noruega el permiso por paternidad es de 70 días. La madre puede elegir entre 392 días al 80% o 322 al 100%. Obligatoriamente, debe acceder a 21 días de permiso antes del parto y 42 después del nacimiento. El resto de días se puede repartir entre los dos padres. Otro caso de interés es el de Rumanía. El permiso de maternidad es de 126 días, que pueden transferirse al padre. Pero en caso de que no se compartan, el padre tendrá únicamente un permiso de cinco días, que se elevan a diez si previamente se ha realizado un pequeño curso de formación.
La existencia, duración y condiciones de los diferentes permisos tienen consecuencia directa con cuestiones como la conciliación y la corresponsabilidad. Es igual de importante un número de días elevado, como el caso de Noruega que el mismo número de días para el madre y la madre, como en el caso de Islandia.
La desigualdad fomenta los estereotipos
Un permiso desigual y más largo para las mujeres fomenta directamente los roles tradicionales de mujer cuidadora y padre proveedor. La madre se queda en casa cuidando del recién nacido y ocupándose de las labores del hogar, mientras que el padre debe salir a trabajar para conseguir los recursos económicos necesarios. También se fomenta otra idea muy perjudicial para la igualdad en el ámbito laboral: el hombre es más productivo para una empresa ya que, en el caso de ser padre, no va a ausentarse de su puesto de trabajo durante mucho tiempo. Las empresas tienen más recelo a la hora de contratar a una mujer por la posibilidad de un embarazo, y la baja por maternidad que conlleva.
Sin duda, la igualdad de los permisos de maternidad y paternidad es uno de los retos de nuestra sociedad. PPIINA es una plataforma muy consciente de la necesidad de esta igualdad para una verdadera igualdad de derechos para padres y madres. La plataforma por Permisos iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción saca a la luz una realidad bien extendida. Los días de permiso de los padres se suelen transferir a la madre, fomentando así roles tradicionales desiguales para el hombre y la mujer. Esta plataforma pretende igualar los permisos, y que no se puedan transferir esos días de un padre a otro.
La corresponsabilidad también se hace difícil si, desde el primer momento, el cuidado del hijo o la hija recae en la madre. El padre no se adapta a los cuidados y tareas que requieren la nueva situación, y la mayoría de las cuestiones referentes al bebé se llevan a cabo por la mujer. Se llega a esta situación por una cuestión de tiempo: si la madre está todo el día en casa debido a la baja por maternidad, tiene más ocasiones y tiempo de realizar estas tareas que el padre que está trabajando. De esta manera, se llega a una dinámica dónde las responsabilidades del cuidado de los hijos y el hogar no están repartidas equitativamente.