Los malos tratos e incluso los crímenes machistas de las mujeres mayores de 61 años son los más invisibles. La falta de denuncias e incluso de identificación de las propias víctimas por lo que están pasando hace que se invisibilice el terror machista que dura incluso 40 años en algunas relaciones.
Normalización de los malos tratos
La periodista Marisa Kohan denuncia en Público.es que casos como el de Laura (82 años), Consuelo (81 años) o Luisa (76 años) son el 13% de los asesinatos machistas que se registran cada año. Ellas fueron asesinadas en 2021 y el bajo porcentaje no significa que las mujeres mayores sean quienes menos violencia machista soporten. Más bien al contrario. Como señala Kohan y las expertas, “las violencias machistas que sufren las mujeres comprendidas en esta franja de edad son las más invisibilizadas: son las que menos buscan ayuda, las que menos denuncian, las que menos órdenes de alejamiento piden… y también las que sufren menos asesinatos”.
Algo que se ve en las cifras desde 2003, cuando empezó el recuento de violencia machista. Si desde esa fecha han sido, al menos, más de 1200 las mujeres asesinadas, solo están registradas 134 mayores de 60 años. Según los datos del ministerio de Justicia, el 92% de los casos mortales de esa franja de edad o no habían denunciado o no consta que hubiera denuncia (frente a casi un 80% de media). Están infrarrepresentadas en las estadísticas y son las víctimas más invisibles. Tanto que ni ellas mismas se ven.
Ellas no se consideran víctimas
El estudio del Ministerio de igualdad de 2019 refleja datos impactantes. Mientras ellas son conscientes de lo que han vivido, les cuesta ponerle nombre. El 40% de las encuestadas consideró que llevaba 40 años o más sufriendo violencia de género, el 27% que lo llevaban sufriendo entre 30 y 20 años. De ellas, el 50% refieren haber recibido patadas, o haber sido arrastradas por el suelo, el 44% han sido amenazadas con pistolas, cuchillos u otras armas, y el 30% señalan que el maltratador intentó asfixiarlas o quemarlas.
El 56% de las mujeres encuestadas afirman haber mantenido relaciones sexuales contra su voluntad y el 30% han referido verse obligadas a realizar prácticas sexuales que les resultaban degradantes o humillantes. Además, el 78% de las encuestadas asociaban episodios violentos con el matrimonio y el 30% con el noviazgo. También resaltan la violencia económica y el bajo nivel escolar como problemas a la hora de enfrentar la situación.
El miedo hace callar
En la encuesta, las razones por las que las mujeres encuestadas refieren haber permanecido en la relación de pareja con el maltratador son diversas. El 35% admitieron haber tenido miedo a que las mataran. Tres de cada diez indican que este tipo de violencia era aceptado por la sociedad en aquellos momentos, y el 13% señala que no se admitían denuncias por este motivo. Un 32% manifiesta que lo hizo por sus hijos e hijas.
Los motivos para que las mujeres mayores no se sientan identificadas con las campañas contra la violencia machista son de contexto también. Han crecido en una cultura, la de guerra y postguerra, que nunca reconoció la violencia de género, en un franquismo que alimentó la desigualdad y el papel secundario de las mujeres, donde un divorcio o separación podría ser la desgracia de la mujer y donde la Iglesia católica y su dogma normalizaron una relación de violencia entre marido y mujer. Por esa razón, muchas de las víctimas ni siquiera son conscientes de que sufren malos tratos. Mucho menos de los recursos que tienen a su alcance para denunciar.
Gerontofobia y feminismo
Otra de las causas que invisibilizan la situación de las mujeres mayores es la gerontofobia. Una sociedad que apenas mira por el bienestar, donde la soledad no deseada es la principal enfermedad de este siglo. También la individualización a la que se han tenido que someter las mujeres que antes vivían de una manera más comunitaria. Todo esto hace que muchas mujeres no tengan redes para ser conscientes de que no deben vivir esa situación de maltrato, o que no tengan herramientas para salir de ellas.
A ellas va dirigida el proyecto ‘Hazte visible, hazme visible’ de la Fundación Luz Casanova. Se trata de un proyecto que se realiza desde 2017 para abordar la violencia contra mujeres mayores, especialmente vulnerables, no solo por la edad, sino por la duración del maltrato. Actúan no solo en la intervención de apoyo en casos de maltrato, si no también en la formación de profesionales, talleres y sensibilización de la sociedad. Una forma de empoderar a las mujeres mayores con espacios de sabias, que ayuda mucho a su autoestima y a la percepción de sus propios derechos. Que las mujeres mayores formen parte de la sociedad de forma activa y con voz propia se muestra como la estrategia más útil para frenar la violencia machista contra ellas.
Laura L. Ruiz, periodista especializada en igualdad