Cientos de miles de mujeres, frente a la precariedad y la invisibilidad el 22 de julio, Día del Trabajo Doméstico

Cientos de miles de mujeres, frente a la precariedad y la invisibilidad el 22 de julio, Día del Trabajo Doméstico
22 julio 2017 Concilia2

trabajo doméstico

El 22 de julio, Día Internacional del Trabajo Doméstico

Es probable que el 22 de julio sea, para muchos, un día más. Sin embargo, para decenas de miles de personas, casi todas mujeres, es una jornada clave. Sin reconocimiento a su labor, sino todo lo contrario; sin derecho a paro, pobres aún trabajando, condenadas a una pensión pírrica… Es la realidad que enfrenta alrededor de medio millón de mujeres que trabaja en el empleo doméstico, una actividad precaria e invisible que se agarra a ese 22 de julio, Día Internacional del Trabajo Doméstico, para luchar por el reconocimiento y la dignidad de la que todavía se ven privadas muchas trabajadoras.

Empleo doméstico en España  

“Aguantas carros, carretas y carretones”, explicaba a RTVE una empleada del hogar. Solo esa frase da ya señas del hartazgo en un sector en el que más de 9 de cada 10 empleos los ocupan mujeres. En concreto representan el 97’5% del total.

Hasta 439.000 figuraban como ocupadas en el servicio doméstico en la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2017. Sin embargo, un vistazo a las afiliaciones da cuenta de cómo pueden bailar las cifras o, dicho de otro modo, de cómo cunde el trabajo en negro en este terreno que ha servido como refugio desde el inicio de la crisis.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en un informe de septiembre de 2016, estimaba en un 30% el porcentaje de empleo en negro en el ámbito del hogar. Este incluye tareas domésticas y otras como jardinería, además del cuidado a personas dependientes o niños, entre otras responsabilidades tan valiosas como infravaloradas.

Régimen de los Empleados del Hogar

“Reivindicamos y actuamos por la igualdad plena de los derechos sociales, laborales, políticos, civiles y económicos” de los trabajadores del hogar, expresan desde SEDOAC (Servicio Doméstico Activo). Y es que, para eso, queda camino por recorrer.

Porque, como declaraba la trabajadora, se aguantan carros y carretas por el trabajo en negro, pero también porque la normativa aprobada en 2011 para regularizar estas tareas no evitó que en esta actividad se afianzara la precariedad, ni que la pobreza persistiera en el empleo. Además, pese a la inclusión del trabajo doméstico en el Régimen General de la Seguridad Social, esta sigue siendo la única actividad que no tiene derecho a prestación por desempleo, entre otras carencias.

Mirada hacia atrás y hacia adelante

El día del Trabajo Doméstico tiene más de un siglo, pero fue en 1983 cuando se proclamó oficialmente. Desde entonces, ha habido progresos, como las reformas de 2011, cuando se reguló la relación laboral del servicio doméstico. Este paso hizo aflorar más de  180.000 empleos no declarados, aunque muchas trabajadoras siguen sin cotizar.

También es frecuente que se declaren menos horas de las que se trabajan y que los sueldos no alcancen el Salario Mínimo Interprofesional, algo obligatorio.  Aunque no hay datos recientes, desde UGT aseguran que, en 2014, más de 4 de cada 10 trabajadoras percibían 638 euros mensuales, lo que se traduce en pobreza para hoy y para mañana, en la jubilación.

Sin opción a prestación por desempleo, con una normativa para la Prevención de Riesgos Laborales que no es de aplicación para esta actividad, y ante una sociedad posicionada a medio camino entre el desprecio y la ignorancia hacia los servicios que prestan cientos de miles de mujeres, razones para exigir mejoras, no faltan.

A estas se suma otra: que España ratifique el convenio sobre trabajo decente para el empleo doméstico. Este trabajo “continúa siendo infravalorado e invisible”, lamentaba el director de la OIT. Cumplidos seis años desde la aprobación de ese marco sin que España figure entre sus signatarios, quedan motivos para reivindicar, un año más, este 22 de julio.

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