Los nuevos permisos por maternidad para las jugadoras de fútbol traen a la actualidad la desigualdad que hay para las mujeres deportistas la hora de decidir ser madres durante su carrera profesional. Visibilizan que no solo hacen falta normas por la igualdad, si no que hay mucho por hacer aún con los prejuicios de la recuperación física o la conciliación laboral.
Baja de 14 semanas
Sorprende ver cómo en algunos sectores como los deportivos las mujeres están aún peleando por tener baja por maternidad. Es el caso de las futbolistas, que desde diciembre celebran que su derecho se ampliaba a 14 semanas de baja. Gracias a las nuevas disposiciones dentro del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, las jugadoras de más países podrán reclamar este permiso. Se trata de un derecho adquirido en países como España, pero con la ratificación de la FIFA permite avanzar más en la igualdad también en este país.
Durante este permiso de 14 semanas, las jugadoras recibirán las dos terceras partes de su salario según contrato, ocho de las semanas serán inmediatamente después del parto y los clubs estarán obligados a darle apoyo médico y facilitar su reincorporación. También se incluye la negociación de un tiempo por lactancia y su inscripción en las competiciones aún estando de baja.
Protección frente al despido por ser madre
Esto se establece en el nuevo artículo 18, párrafo 7, en el que se indica que según el convenio de la Organización Internacional del Trabajo, que fija las guías para que los 211 territorios donde se rige la FIFA negocie y amplíe los derechos de las mujeres deportistas. Siempre que esta nueva regulación mejore la normativa vigente en cada país.
Otro nuevo artículo fija la protección de la jugadora frente al despido, ya que establece que “la terminación unilateral del contrato de una jugadora por el hecho de que se quede embarazada se considerará una terminación sin causa justificada”.
Maternidad como derecho laboral
Esta regulación por parte de la FIFA y aceptada por los clubes de fútbol intentan garantizar los derechos a la maternidad de las mujeres profesionales en este deporte. De hecho, hace unas semanas se celebró una jornada titulada ‘Maternidad y conciliación en el fútbol’ donde se evidenciaron la desigualdad respecto a los hombres y otras actividades. El presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), David Aganzo, aseguró que “la maternidad y la conciliación eran algo normal en cualquier ámbito profesional, pero que no en el mundo del fútbol”.
Dos ejemplo claros fueron las ex jugadoras profesionales Tamara Carrillo y Olga Chaves, que acudieron a las jornadas. “Yo tuve que elegir entre ser mamá o seguir siendo futbolista. Tuve que parar mi carrera”, aseguró Carrillo, que dejó de percibir su salario durante el embarazo. Chaves relató que cuando pasó a ser entrenadora tuvo que “llevar a la niña a los entrenamientos y dejarla en una esquina” ante la dificultad de conciliar la maternidad y su profesión.
¿Y los demás deportes?
Partiendo de que, según un estudio de la OIT ( el 7% de las mujeres embarazadas en el mundo pierde su trabajo al dar a luz, la situación de las mujeres deportistas no es buena. Cierto es que gracias a la legislación española, es ilegal despedir a una trabajadora por quedarse embarazada (articulo 53 del Estatuto de los Trabajadores), pero hay otras formas de desanimar a ser madre a una deportista.
Está el hecho de que las carreras profesionales solo duran unos pocos años, que la condición física es vital para mantenerse en la élite del deporte y que un parón en los entrenamientos puede ser el final de cualquier deportista. Pero también está la suspensión de los ingresos económicos durante el embarazo y la recuperación, ya que muchas de nuestras deportistas tienen como principal apoyo económico los espónsor.
¿Por qué un deportista no tiene problemas al ser padre?
La cuestión es que mientras sus compañeros de equipo no tienen por qué posponer sus deseos de ser padres, no ocurre lo mismo con las mujeres. Esta desigualdad por género en el deporte se pretende acatar con regulaciones laborales pero también desde las competiciones deportivas. También los estereotipos que hacen que la brecha salarial sea desproporcionada en el deporte, sobre todo en los más populares como el baloncesto o el fútbol.
Pero no solo en estos. La experiencia de Anna Comet, una de las mejores atletas en carreras de larga distancia y montaña lo revela. Ella quiso registrar su experiencia en el embarazo y la posterior recuperación en un documental titulado ‘Del embarazo al Maratón des Sables’. Ella estuvo entrenando hasta casi dar a luz y dos meses después de hacerlo ya competía a nivel profesional.
No tiene que ser ni la norma ni una excepción. La maternidad se vive de maneras diferentes y así lo explica la vivencia de Elena Congost. Esta atleta paraolímpica decidió ser madre después de participar en los Juegos de Río 2016 y se encontró con que entonces no había aún una legislación que protegiera su salario durante el embarazo. “Me dijeron que me congelaban el sueldo”, afirma Congost, que relata que le dieron solo cuatro meses para llegar al mismo nivel que antes y restablecer su marca.
¿Quién cuida a los hijos e hijas?
Sin duda un esfuerzo titánico que no tienen que llevar sus compañeros. Es el caso del piragüista olímpico Saúl Craviotto, que no tuvo reparos en asegurar que renunció a su permiso de paternidad. “Al día siguiente de nacer mi hija yo ya estaba en el agua. No sé lo que es una baja por paternidad, Semanas Santas, navidades, ni puentes”, afirmó, sin concretar quién cargó con las tareas de cuidar a la niña.
Una critica que también llegó con el triatleta gallego Enrique Peces. En una entrevista aseguró que gracias al permiso de paternidad por sus dos hijas recién nacidas había podido entrenar y ganar el segundo puesto en el campeonato del mundo de cuadriatlón.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad