Los archivos del Pentágono, alegato por la libertad de prensa y por la igualdad

Los archivos del Pentágono, alegato por la libertad de prensa y por la igualdad
29 enero 2018 Concilia2

La igualdad, clave de la última obra de Spielberg

The Post narra la lucha de Katharine Graham por la igualdad

El 19 de enero se estrenó en la gran pantalla ‘Los archivos del Pentágono’. Alegato sobre la libertad de prensa, la propuesta de Steven Spielberg no solo visibiliza el papel de los medios frente al abuso de poder. La película pone además el foco sobre la igualdad de género. Lo hace de la mano de Meryl Streep y de su interpretación de la exeditora del Washington Post, Katharine Graham.

La evolución del personaje ilustra cómo esta mujer logró quebrar los techos de cristal de los años 70. No por lejanos en el tiempo, estos han dejado de existir. La trayectoria de Graham salta además al primer plano en un momento clave. Con una industria del cine sacudida por el escándalo de los abusos sexuales y un país, Estados Unidos, en el que las marchas feministas se suceden a un año del ascenso al Gobierno de Donald Trump, la lucha de esta mujer que se reveló contra la desigualdad está más que vigente.

Una mujer firme cuando todo el espacio era para los hombres

“Fue una mujer que se mantuvo firme por la libertad de prensa”. Lo asegura la propia Maryl Street, coprotagonista del filme ‘The Post’, en su título original, junto a Tom Hanks, quien interpreta al director del Washington Post. Pero el valor de Graham no queda ahí. Porque, como explica la actriz, la que fuera editora del diario lo arriesgó todo. Además, lo hizo “en un tiempo en el que las mujeres eran excluidas de cualquier liderazgo en la prensa”. Tanto es así que, cuenta la propia Street, hasta las reporteras eran vetadas.

Para entender mejor las palabras de la intérprete hay que retroceder a principios de los setenta. Ese es el marco temporal en el que se mueve ‘Los archivos del Pentágono’. La propuesta cinematográfica narra la filtración a la prensa de documentos clasificados. Estos evidenciaban décadas de engaños a la opinión pública respecto a la Guerra de Vietnam.

El New York Times fue el primero en publicar estos contenidos. La decisión suscitó las iras de la Casa Blanca que, vía judicial, trató de frenar nuevas publicaciones. Justo ahí, arranca el papel del Post y de su primera editora mujer. La participación de Graham será clave, puesto que tendrá que decidir si seguir difundiendo los archivos secretos. Con esto, no solo se enfrentó al Gobierno estadounidense, sino a quienes la rodeaban en su propia casa, un consejo de administración plagado de hombres que, como detalla la película, se dedicaba mayoritariamente a ningunear a su máxima responsable.

Quién fue Katharine Graham

Tal y como relata Maryl Streep, Graham lideraba en un contexto en el que tenía todo en contra para hacerlo. “En las habitaciones donde se tomaban decisiones en aquella época solo había hombres blancos”.

Periodista en ejercicio e hija del dueño del Washington Post, esta estadounidense vio cómo su propio padre pasaba el testigo de la empresa a su marido, en vez de a ella. Cuando este acabó con su vida, en 1963, ella se puso finalmente a los mandos del Post. No solo lo pilotó, sino que lo aupó a una posición de liderazgo. En eso tuvo mucho que ver el fragmento de su vida que narra Spielberg. La obra abre una ventana por la que asumarse a la evolución de una mujer que, de verse acorralada en un mundo de hombres, pasó a revelarse contra los cánones establecidos.

Techos de cristal que siguen limitando la igualdad

“Miro a esta habitación y veo muchas mujeres”. Son las palabras de Streep en una rueda de prensa en la que pone de relieve el progreso que se ha producido. “Vosotras no estaríais aquí en 1971. Era un mundo diferente”. Lo era y, sin embargo, los techos de cristal siguen ahí.

Los consejos de administración dominados por hombres, como el del Washington Post entonces, han sobrevivido al paso de las décadas. De hecho, la presencia de las mujeres es tan escasa en estos órganos que, en España, la proporción no llega ni a 2 de cada 10. Peor panorama ofrecen los comités ejecutivos, en los que la presencia de mujeres se queda en el 11%.

Con esto, la lucha por la igualdad continúa, aunque se avance con “dos pasos para adelante y uno para atrás”. Y es que el camino no es fácil, como subraya Maryl Street y como muestra la lucha de la editora del Post que, sin embargo, alcanza su meta. Para cuando el ejemplo se normalice, ganará la sociedad en su conjunto e, incluso, la economía. Tanto es así que un estudio sostiene que el PIB español crecería un 8% de aquí a 2025 si la presencia de mujeres en puestos directivos se elevara a niveles europeos.

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