La crisis provocada por el coronavirus tiene una triple dimensión: sanitaria, social y económica. Esta magnitud requiere un análisis desde la perspectiva de género que ponga en evidencia el impacto desigual de la misma en mujeres y hombres. Así, podremos percatarnos de que esta crisis está afectando de modo particular a las mujeres. Ellas han perdido en mayor medida sus empleos y parten de una peor posición para superar las consecuencias de esta crisis. En el caso de que se ignore, aumentará la desigualdad de género. Por ello, es imprescindible que los poderes públicos tomen las riendas y elaboren políticas de igualdad en el empleo desde el enfoque de género.
El impacto laboral de COVID-19 en las mujeres
La crisis del coronavirus está teniendo un impacto muy diferente sobre mujeres y hombres. Desde que se inició la pandemia, la destrucción del empleo ha afectado más a las mujeres que los hombres. Esto significa que son ellas las más perjudicadas por la crisis de Covid19.
Por un lado, son las que están más expuestas al virus. El 70% de las personas que trabajan en primera línea -en limpieza, sanidad o tiendas- son mujeres. Así que su riesgo de contagio es más alto. La propia ONU ha denunciado la brecha de género en los contagios entre el personal sanitario femenino de España.
Por otro lado, desde el inicio de la crisis, las mujeres han perdido más sus empleos que los hombres, incluso en sectores no directamente afectados.
A ello hay que sumar que un porcentaje muy alto de trabajadoras tienen contrato con empresas externalizadas, contratos temporales o por obra y servicio. Es decir, no solo han sufrido la precarización y el menor sueldo antes del confinamiento, sino que detrás de él han disminuido sus posibilidades de volver al trabajo.
Peor lo tienen las mujeres con trabajos en la economía informal. Especialmente complicada es la situación de mujeres jóvenes, con baja cualificación o migrantes.
Además, las mujeres siguen siendo responsables, en mayor medida, del cuidado del hogar y la familia, lo que supone una dificultad para mantener el empleo. Muchas se han visto obligadas a reducir sus jornadas para cuidar de la infancia y las personas dependientes. Otras tienen que hacer malabares con el teletrabajo y el cuidado.
Aumenta la brecha de género en las prestaciones por desempleo
Esta crisis, junto con las constantes interrupciones en sus carreras de cotización, más temporalidad, salarios inferiores, etc. está aumentando la brecha de género en las prestaciones por desempleo.
En este sentido, los hombres perciben más prestaciones contributivas de desempleo que las mujeres, con cuantías más altas. Así lo recoge el informe “Mujeres al frente, mujeres a la retaguardia. COVID-19, empleo y protección social” de UGT.
Las consecuencias económicas de este desequilibrio pueden salir muy caras a la economía mundial. De tal modo que, si no se toman iniciativas para frenar esta brecha de género en el desempleo, se restará cerca de un billón de dólares al crecimiento económico global en la próxima década. En cambio, si se apostara por reducir estas desigualdades de género, el PIB mundial podría ganar 13 billones para el año 2030.
Los poderes públicos deben intervenir
Se necesitan medidas urgentes que terminen con estas desigualdades laborales y minimicen al máximo el impacto de esta crisis sobre las vidas de las mujeres. Para ello, es necesito apelar a la responsabilidad de las administraciones públicas para que elaboren políticas específicas en este sentido.
El enfoque de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el mercado laboral debe ser un objetivo de todos los poderes públicos, las empresas, los agentes sociales y la sociedad en su conjunto. Sin embargo, este objetivo es imposible sin tener en cuenta las especificidades de las mujeres como principales afectadas por los problemas del desempleo, la precariedad, la segregación ocupacional, la brecha salarial, la falta de conciliación corresponsable…
El enfoque de género en el desempleo
Introducir la perspectiva de género en la problemática del desempleo es fundamental. Es una cuestión importante para entender cómo el desempleo afecta de modo diferente a mujeres y hombres.
Una vez realizado ese análisis, permite aportar soluciones concretas para el desempleo, la precariedad y la inserción profesional, incidiendo en el desmantelamiento de las desigualdades detectadas. Esta sería la única manera de lograr resultados. El objetivo es fomentar el empleo sostenible y de calidad.
Políticas de igualdad
La adopción, por parte de los Estados, de normativas específicas en materia de igualdad resulta imprescindible para suprimir los obstáculos que continúan dificultando el acceso, permanencia y promoción de las mujeres en las empresas. Máxime tras la crisis del coronavirus. En este sentido, cobran especial relevancia las políticas públicas de igualdad.
Estas aparecen en el siglo XX en el preámbulo de la Carta de Naciones Unidas de 1945. Constan de un conjunto ordenado de medidas e instrumentos de actuación política. Se ponen en marcha con el objetivo de corregir las desigualdades de género que provocan que las mujeres tengan más dificultades y menos oportunidades.
Se encuadran dentro de un marco jurídico y legal desarrollado a nivel internacional, estatal, autonómico y local. Así encontramos Tratados Internacionales, Conferencias y un amplio desarrollo legislativo que han reforzado el compromiso de la igualdad:
- En Europa el Tratado de Roma (1957), por el que se constituyó la Comunidad Económica Europea, en su artículo 119 establecía la igualdad de retribución en el trabajo entre hombres y mujeres. Desde entonces la Unión Europea consciente del incumplimiento de este principio por parte de los estados miembros, ha tomado numerosas medidas de todo tipo, legislativas, económicas etc. tendentes a paliar las situaciones de desigualdad y discriminación de las mujeres.
- La Organización de Naciones unidas, que, en 1975, en la I Conferencia Mundial de la Mujer, inició un proceso normativo para situar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en la centralidad de las políticas públicas. Destaca, muy concretamente, la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995 que introduce la transversalidad de la perspectiva de género.
- El Tratado de Ámsterdam, firmado en 1997, que introdujo la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres, la eliminación de las desigualdades de género y la lucha contra todas las discriminaciones por razón de sexo
- La Constitución española de 1978 que proclama en el artículo 14 el derecho a la igualdad y en el artículo 9.2 la obligación de los poderes públicos para promover obstáculos que impiden la plena igualdad entre mujeres y hombres.
- El Estatuto de los Trabajadores, que establece el principio de no discriminación por razón de sexo en las relaciones laborales, así como la igualdad de remuneraciones. Los Convenios Colectivos, como fuente de Derecho que son, están también incluidos en la obligatoriedad del respeto a la igualdad. Así como los planes de igualdad y su reciente modificación a través del Real Decreto Ley 6/2019.
- La Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género
- La Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres por la que se regula los distintos avances en materia de igualdad entre mujeres y hombres, incluido el ámbito del empleo.
La igualdad entre mujeres y hombres se ha convertido así en un objetivo de las políticas Públicas. Así, el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo ha prestado un fuerte apoyo a la problemática del desempleo. Entre estas iniciativas se encuentran los Pactos Territoriales para el empleo. Cuyo principio fundamental es el dialogo social para intervenir en las políticas de empleo.
Políticas para el empleo
Para entender la necesidad de integrar el principio de igualdad de oportunidades en las políticas públicas del empelo tenemos que ser consciente de las desigualdades de género existentes: precarización, paro, brecha salarial, segregación horizontal y vertical… que afectan en gran medida a las mujeres. Solo así se pueden identificar los desequilibrios. Para ello existen algunos pasos:
- Obtención de datos desagregados por sexo
- Análisis de las causas de la desigualdad
- Establecer cuáles van a ser los indicadores para medir la situación y evolución hacia la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo.
- Interpretar la información obtenida desde la perspectiva de género, es decir, como el desempleo afecta de modo diferente a mujeres y hombres y por qué razón
- Ofrecer soluciones concretas y establecer un sistema de seguimiento a las medidas propuestas
¿Qué objetivos deberían tener las políticas públicas para el empleo?
- La colaboración de todos los agentes con responsabilidad en el empleo (Gobierno central, administraciones públicas y agentes sociales a nivel local o regional, Ayuntamientos, empresas, sindicatos, asociaciones, centros de formación…)
- Llevar a cabo un estudio que analice la situación y las necesidades específicas de las mujeres en el empleo
- Identificar y desmontar estereotipos de género vinculados con el empleo, los roles y los estereotipos
- Elaborar medidas e instrumentos que permitan resolver los obstáculos que impiden la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo
- Fomentar del empleo estable y de calidad
- Impulsar medidas para evitar la exclusión y marginación de las mujeres con dificultades para la reinserción laboral
- Reforzar la capacidad de inserción laboral de las personas demandantes de empleo, en particular de las mujeres por ser quienes cuentan con menos oportunidades. Sobre todo, a través de la formación integral de las mujeres.
- La promoción de acciones positivas
- Incorporar sistemas de orientación al empleo y su correspondiente seguimiento
- Mejorar el sistema para adecuarlo a las necesidades de la población desde la perspectiva de género, movilizando todos los recursos posibles y trabajando por la calidad de las infraestructuras y servicios de apoyo.
- Generar espacios de participación real
- Realizar campañas de sensibilización
- Introducir medidas de conciliación corresponsable
- Elaborar materiales que fomenten la sensibilización en igualdad con recursos destinados a ese objetivo
- Evaluar el impacto de las medidas propuestas
Aplicar la perspectiva de género a las políticas de empleo no es una tarea fácil. Es responsabilidad de las administraciones públicas, las organizaciones sindicales, las asociaciones e incluso de las empresas.
Políticas para impulsar la igualdad de género en las empresas
Las Administraciones Públicas tienen la capacidad de promover actuaciones para promover la igualdad en empresas públicas y privadas desde:
- Líneas de subvenciones
- Creación e implantación de un sistema acreditativo, marca de calidad en igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres
- Sesiones informativas, jornadas y acciones formativas sobre la igualdad de oportunidades en las empresas.
- Realización de campañas informativas y de sensibilización.
- Elaboración de materiales específicos sobre la igualdad de oportunidades en las en las empresas
En estos ámbitos, destaca muy especialmente el Instituto Estatal de la Mujer con su web: Igualdad en la empresa.
Cómo aplicar el enfoque de género en las empresas
Como hemos comentado en múltiples ocasiones desde Concilia2, el marco normativo concede a las organizaciones laborales un papel imprescindible como sujetos activos en el desarrollo de las políticas públicas de igualdad de oportunidades. Así, la ley establece la obligatoriedad de carácter general de respetar el principio de igualdad de trato y oportunidades en todas las organizaciones laborales. Además de este deber general, la Ley Orgánica 3/2007 y su modificación en el Real Decreto Ley 6/2019, apuntan a la elaboración de Planes de Igualdad y otras medidas de promoción de la igualdad en algunas empresas dependiendo del número de su plantilla.
Jéssica Murillo, periodista experta en igualdad e intervención en violencia de género