Las cuotas de género. ¿Cumplimos con ellas?

Las cuotas de género. ¿Cumplimos con ellas?
8 noviembre 2021 Laura L. Ruiz

Hace ahora 14 años que se puso el primer ladrillo legislativo para lograr una equidad en la representación en política y empresas. Tanto en España como en el resto de la Unión Europea se ha avanzado en igualdad como en las cuotas de género, pero ¿son suficiente?

La justificación de las cuotas por género 

En 2007, España aprobó la Ley de Igualdad, que incorporaba por primera vez de una forma clara y contundente las cuotas de género. Entre sus metas, estaba el llegar al 40% de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas en 2015. Hoy día, seis años más de la fecha tope impuesta, el porcentaje de las mujeres en las directivas de las empresas del Ibex 35 apenas supera el 30%. De hecho, en 14 de las 35 grandes empresas cotizadas en Bolsa no cumplen con la cuota de género impuesta. 

Por eso, desde hace más de 14 años, se insiste en que más que recomendaciones hay que tomar otras medidas para lograr la paridad e igualdad en los puestos de dirección. Los ejemplos son Noruega o Alemania. El país nórdico logró en solo un década que las empresas contrataran mujeres en al menos el 40% de sus puestos de trabajo gracias a una ley que imponía graves sanciones si se incumplía la ley de cuotas. Lo mismo ha ocurrido hace un año en Alemania, cuando el gobierno aprobó una cuota vinculante de mujeres en los comités ejecutivos de las empresas alemanas. Algo que ha inspirado al resto de países y que puede extenderse por norma a la Unión Europea.

Igualdad en las empresas

Uno de los pilares en los que se sostiene la igualdad, es el acceso al empleo. Que este sea de calidad, que permita la conciliación, la autonomía económica de las mujeres y que se haga en situación de igualdad. Esto también pasa porque se acabe con el techo de cristal. Este efecto de la discriminación que hace que sea mucho más difícil a las mujeres acceder a puestos directivos o altos cargo. Un deseo que llega muy poco a poco. Exactamente la representación en los consejos de dirección de las mujeres creció solo un 2,4 de 2019 a 2020. Solo 138 mujeres ocupan los asientos directivos de las empresas del Ibex. lo que representa un 31% de los 445 puestos que existen. 

En la Unión Europea tampoco se ha logrado la igualdad. La media de la situación en los 27 países que forman la EU es del 21%. Además de Alemania, Austria, Bélgica y Grecia que han aprobado sus leyes de cuotas con sanciones. Reino Unido es también otro ejemplo de que solo la amenaza de imponer una ley de cuotas con multas asociadas hace que las grandes compañías se presten a designar administradoras casi inmediatamente.

Menos presencia, más precariedad

La consecuencia de que haya sectores especialmente masculinizados o en otros donde hay más trabajadoras pero tienen menos cuota de poder es la precariedad. las cifras lo demuestran. Según el Ine, el 54% de las mujeres trabajan en el 13% de las actividades. En las ocupaciones con mayor discriminación donde trabaja el 60% de la población ocupada solo el 4% son mujeres. En la persistencia de altos niveles de discriminación salarial: el salario medio de las mujeres es el 73% del de los hombres. 

Por otro lado está la existencia de menos oportunidades de tener una carrera profesional. En las actividades feminizadas las mujeres directivas tienen un 20% de peso en las ocupaciones directivas. En el desempleo ocurre igual: mientras que por cada catorce hombres ocupados hay diez mujeres, por cada diez hombres parados hay dieciséis mujeres. Trabajos temporales, contratos de tiempo parcial, interinidad, trabajos sin contrato tienen rostro de mujer: sólo el 34% de los afiliados por cuenta propia son mujeres.

¿Existe paridad en las elecciones? 

Además de las empresas, donde más se ha hecho presión para lograr una representación justa es en los cargos públicos. Las leyes de paridad electoral también denominadas cuotas de género o cuotas de equidad, son un ejemplo de discriminación positiva para lograr que esté presente el 51% de la población. Por eso, se establece que entre el 40 y el 60% de los cargos estén ocupados por mujeres. Sobre todo en los parlamentos nacionales. 

Un examen de las elecciones municipales en Cataluña de 2007, coincidiendo con la actual Ley de Igualdad, indicó que estábamos muy lejos de lograrlo. Pese a que la ley ya obligaba a los partidos a presentar listas con paridad en los municipios de más de 5.000 habitantes, donde no era obligatorio no se respetó esta igualdad. Por eso, de los cargos electos solo el 31% fueron mujeres. Mientras en el Congreso, en 2015 se rozó la paridad con 166 parlamentarias (un 47,4% de los representantes), en 2019 cayó al 43,1% por la inclusión de partidos de extrema derecha que niegan la igualdad. 

¿Cómo son las cuotas de igualdad?

Las cuotas de igualdad no significan solamente una cifra. De nada serviría, por ejemplo, que el 50% de la lista de candidatos de un partido al Senado fueran mujeres si estas fueran la mitad por el final de los elegibles. Por eso, en el ámbito político se impulsan las listas cremalleras. Se llaman así las listas que intercalan a un candidato hombre con una candidata mujer. De manera que según los votos que se reciban, se incluyen tanto hombres como mujeres. Pese a este sistema, sigue existiendo una descompensación en los líderes o cabezas de lista.

También hay otras formas como los cargos corresponsables. En organizaciones sociales, municipalías de dirección horizontal o incluso en propuestas revolucionarias como Rojava, se impulsan que cada cargo o secretaría estén al mano un hombre y una mujer juntos. De esta manera se trata de equilibrar los intereses de los géneros y tener una visión más complementaria de los problemas sociales que hay que resolver. 

¿Y si reforzamos los puestos más feminizados para tener igualdad?

Esa es la propuesta de los gobiernos autonómicos como la Xunta de Galicia. El gobierno gallego ha propuesto las cuotas de género en las próximas oposiciones a puestos en el sistema sanitario de la comunidad. En su propuesta se asienta la idea de que si los puestos más precarios -limpieza, auxiliares y otros servicios- empiezan a ser ocupados tanto por hombres como por mujeres, mejorarán de calidad y tendrán más peso en los centros de trabajo. 

Una apuesta para que prime más el género menos representado en ciertos puestos de trabajo, que se espera que se vean resultados pronto. A esto se llega después de que haya un consenso de que 14 años después de la Ley de Igualdad hace falta mucho más que recomendaciones para lograr la igualdad real en el trabajo y la representación justa.

 


Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad

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