¿Se puede decir más alto?¿más claro?¿más veces?¿cuándo habrá cambios? El qué te preguntarás. Sigue leyendo, te interesará y luego nos comentas tu opinión.
El Club de las Malasmadres lanzaba la semana pasada un impactante vídeo para denunciar la desaparición de una madre. El programa «Salvados» de Jordi Évole realizaba una magnífica comparativa de las posibilidades de conciliar en España con lo que ocurre en otros países de Europa como Suecia; y lo hacía de la forma más sencilla, auténtica y directa: entrevistando a madres, padres y empresas.
Campaña #Yonorenuncio
Con su campaña El Club de las malas madres denuncia la falta de posibilidades para conciliar la vida laboral y familiar en España. El vídeo, rodado con cámara oculta y que se enmarca en la campaña del club #Yonorenuncio para pedir una conciliación laboral y familiar real en España, muestra a un niño que llega a la Gran Vía madrileña y pega un cartel con la foto de una mujer junto al mensaje: “Mamá desaparecida. Salió de casa ayer por la mañana y no ha vuelto».
El pequeño se sienta junto a su cartel y pronto atrae las miradas de quienes transitan por la calle, que leen con cara de preocupación el mensaje e incluso algunas personas se acercan a reconfortarle. A continuación aparecen más niños y niñas con fotos de su madre o de su padre ‘desaparecidos’ hasta formar un enorme collage en una de las paredes de la céntrica calle madrileña. El objetivo que se persigue es denunciar las extensas jornadas laborales que en España impiden a los niños disfrutar de sus progenitores y viceversa.
El milagro de conciliar
David Pallarés —español residente en Suecia y padre de dos menores— explicaba a Jordi Évole que allí se puede faltar al trabajo hasta cuatro meses por hijo/a en caso de enfermedad u otras causas. El Estado paga ese día de trabajo como una especie de baja. En España en caso de cáncer u otra enfermedad grave de un/a hijo/a lo que puede hacer el padre o la madre es reducir la jornada con la correspondiente reducción de salario —también podría solicitar un excedencia y no cobrar nada—. ¿Y si el bebé está enfermo pero no es de un cáncer? En esta caso cuatro días si lo hospitalizan o lo someten a una intervención quirúrgica que necesite reposo domiciliario. ¿Y si sólo es una gripe con 40º de fiebre? En ese caso nada, no existe ni permiso para acompañarlo al médico.
David Pallarés continúa explicando que «en la empresa privada la flexibilidad es un arma de negociación, la gente no pide más salario sino más flexibilidad». Está claro que en Suecia la negociación se realiza en el marco de la corresponsabilidad y la paridad en las tareas de cuidado. En España —no obstante los avances y las excepciones— la discriminación también alcanza a la negociación. La razón es sencilla, mayoritariamente las mujeres ejercen los derechos de conciliación y quizás por eso a negociar van los hombres; que o no cuidan de la prole o no lo hacen en el mismo grado que sus compañeras. Éstos tienen por tanto resueltos los problemas de conciliación y priorizan las subidas de salarios sobre otros temas que pasan a segundo plano.
David afirma que en Suecia la madre y el padre acumulan 480 días de permiso por nacimiento de hijo a repartir libremente entre ellos dos; a pesar de ello la madre es la que hace el 75% y el padre alrededor del 25%. El Estado fomenta la paridad obligando a los padres a coger días obligatoriamente. En España la madre tiene 112 días y el padre 13 días; total 125 días. ¡Suecia casi cuatro veces más!
Erika Mata explica que tiene alrededor de ocho guarderías cerca de su casa. En España no hay suficientes guarderías públicas para dar plaza a todos los menores de 3 años. Lo que tenemos en España son muchas abuelas y muchos abuelos cansados, muy cansados.
Nuestras conclusiones
El problema está sobradamente definido, entonces ¿por qué no se llega, por lo menos, a un gran pacto social por la racionalización de los horarios?
Las imágenes que aparecen en este post corresponden la realidad sueca y a la española ¿podrías diferenciarlas?