Se trata de una práctica de ciberacoso que se utiliza para humillar, intimidar, amenazar o castigar. El ‘doxing’ o el acoso digital a las mujeres ya es una forma de violencia machista.
‘Doxing’ o la humillación y el acoso
Gracias a las redes, internet y la exposición a nivel mundial, se ha logrado conectar más el mundo. Pero también estar más expuestos. De esto se aprovecha el ciberacoso, de que los efectos negativos sobre la víctima se magnifican a una dimensión nunca antes vista. En concreto, hay determinados tipos de ciberacoso que se ceban con las mujeres. Muchas internautas, tuiteras o incluso jugadoras de videojuegos online, esconden su identidad para no sufrir este tipo de acoso, el ‘doxing’.
Pero, ¿qué es el ‘doxing’ exactamente? Cuando hablamos sobre el ‘doxing’ estamos hablando del acoso digital a las mujeres. Este tiene dos propósitos: intimidar al objetivo, invadiendo su privacidad, y proporcionar una vía para el acoso o el chantaje, distribuyendo la información conseguida. Así, los expertos concluyen que el doxing se utiliza para humillar, intimidar, amenazar o castigar a un individuo. Es tan común que sean las mujeres las víctimas, que el Observatorio de la Violencia de la Fundación Mujeres ya incluye el doxing como una forma más de violencia machista. Además, organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado la creciente violencia que es ejercida contra las mujeres en el mundo digital. Esto es solo la punta del iceberg cuando se habla sobre el ‘doxing’ o el acoso digital a las mujeres.
El caso de la víctima de la Manada
Si los datos son la fuente del acoso, está bien saber qué es lo que usan los agresores: la dirección de la vivienda, el lugar de trabajo, el número de teléfono o incluso el número de la seguridad social, suelen ser sus objetivos. También comunicaciones privadas como mensajes o mails o fotografías privadas. Un ejemplo claro fue lo ocurrido con la joven agredida sexualmente por la Manada en los Sanfermines. Además de sufrir esa terrible situación, tuvo que soportar el linchamiento en redes de quienes querían atacar su credibilidad o quienes solo querían agredirla de nuevo.
El juicio se produjo a puerta cerrada para proteger la identidad de la chica, pero aun así varios usuarios hicieron circular por la red su nombre y apellidos, su DNI, su zona de residencia e incluso imágenes grabadas durante la agresión sexual. Todo, según la Fiscalía, con el fin de «burlarse» de ella. Algunos de estos ciberagresores se enfrentan ahora a una pena de dos años y medio de cárcel, pero el daño es incalculable.
Origen del ‘doxing’ o el acoso digital a las mujeres
Se trata de una práctica existente desde el inicio de internet, pero que hasta 2014 no tuvo nombre. Se le etiquetó así a raíz del ‘Gamergate’, una campaña misógina y reaccionaria contra programadoras y periodistas del mundo de los videojuegos. Un sector históricamente hipermasculinizado que aún hoy tiene muchas desigualdades. Organizados en foros digitales como Reddit o 4chan, ejércitos de usuarios investigaron y revelaron detalles de la intimidad de sus víctimas e inventaron otros en un señalamiento público que degeneró en una oleada de amenazas de violación y asesinato contra ellas.
Cada vez se empieza a analizar más este fenómeno, también en España. Según la firma de ciberseguridad Kaspersky, al menos uno/a de cada siete usuarios/as españoles/as (14%) han sido víctimas del ‘doxing’ cuando ligaban a través de aplicaciones de citas online como Tinder, Grindr o similares. Hasta un 37% de los casos su pareja les habría amenazado, habría filtrado fotos íntimas o compartido sin consentimiento sus conversaciones. Un porcentaje muy alto de las víctimas son mujeres.
Cómo evitar el ‘doxing’
El primer paso para acabar con esta forma de violencia machista es la misma que con otras: identificarla y condenarla socialmente. Sin la complicidad del resto de internautas, el ‘doxing’ se deshincha. Además de esto y las penas cuando ya ha sucedido, se pueden tomar precauciones para evitar ser víctimas:
- Reducir la huella digital. Ser conscientes de qué información hay en internet sobre nuestra persona.
- Borrar información delicada. Sobre todo la más íntima y sensible.
- Atención a la autentificación. Ya sea en una web o en un correo, debemos estar seguros de que respondemos a la entidad remitente o si es un suplantador
- Crear contraseñas seguras. Cambiarlas cada poco.
- No abrir enlaces desconocidos. No aceptar sin leer accesos o ventanas emergentes.
Denuncia, bloquea, revisa
En el caso de que ya se haya sufrido ‘doxing’ se debe denunciar en la red y bloquear al agresor si le tenemos identificado. Debemos recopilar toda la información posible del ataque, ya sea con capturas de pantalla o datos relevantes. Valorar si se ha puesto en peligro datos como el DNI, los bancarios o los de la Seguridad Privada, con los que podrían cometer delitos en nuestro nombre o producir un robo. Denunciar a las autoridades locales el ataque sufrido. Muchas como la Policía Nacional cuentan ya con unidades especializadas en el cibercrimen.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad