Día Internacional contra la explotación sexual

Día Internacional contra la explotación sexual
23 septiembre 2020 Concilia2

El 23 de septiembre es el Día Internacional contra la explotación sexual y tráfico de mujeres y la infancia. Naciones Unidas estima que casi 3 millones de personas son víctimas de trata con fines de exploración sexual. La mayoría, mujeres y niñas. Lo que lo convierte en un crimen un claro componente de género. La clave está en centrar el debate en los responsables de la existencia de la explotación sexual desde toda la estructura social. También en la prevención, recursos, políticas públicas y formas de intervención eficaces.

trata de personasEl 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres y la infancia. La fecha fue instaurada por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999.

El objetivo es denunciar que la trata con fines de explotación sexual constituye el negocio transnacional más lucrativo, después del tráfico de drogas y de armas, en el que las mujeres y la infancia son utilizadas como meras mercancías para la explotación sexual.

La elección del día no fue casual. Evoca la aprobación de la primera norma legal en el mundo destinada a luchar contra la explotación sexual. Se trata de la Ley Palacios, aprobada en Argentina en 1913. Esta reglamentación marcó un antes y un después contra la explotación sexual de las mujeres y la infancia.

Sin embargo, lejos de disminuir, la explotación sexual no para de crecer. La falta de concienciación, los demandantes y el negocio lucrativo que supone son una de las principales causas.

Una violación de los Derechos Humanos

La explotación sexual se define como cualquier tipo de actividad en que una persona utiliza el cuerpo de otra para sacar un provecho de carácter sexual y/o económico, basándose en una relación de poder.

Atenta contra la vida, la integridad, la libertad y la dignidad de las personas. Siendo, a su vez, una violación de los Derechos Humanos.  Como tal está prohibida por la Carta de Derechos Fundamentales de la Comisión Europea. Más concretamente en el artículo 5.3.

De hecho, el principio establecido en el artículo 4 de la Declaración de los Derechos Humanos en 1948 dice: “nadie podrá ser objeto de esclavitud o servidumbre; la esclavitud y el comercio para la esclavitud están prohibidos en cualquiera de sus formas”. Pero este tipo de esclavitud no ha desaparecido.

Es una forma más de violencia de género

Según la oficina de las Naciones Unidas, se estiman que casi 3 millones de personas son víctimas de trata con fines de exploración sexual. Sin embargo, se calcula que por cada víctima identificada existen 20 más sin identificar.

A nivel mundial, las mujeres y niñas suponen el 94% de las víctimas de este tipo de trata. Por ello, la trata con fines de explotación sexual es un crimen con un claro componente de género porque afecta de modo desproporcionado a mujeres y niñas por el hecho de serlo.

Es una violencia basada en el género, ya que las mujeres son consideradas como meros objetos. Es una cuestión de poder de los hombres sobre las mujeres. Pagan por usar el cuerpo de las mujeres y anular su voluntad.

La gran mayoría de las mujeres explotadas sexualmente son jóvenes que han sido vendidas como esclavas sexuales o engañadas con falsas promesas de empleo. Una vez captadas, acaban aisladas, encerradas, golpeadas y prostituidas bajo fuertes extorsiones para devolver grandes cantidades de dinero por el viaje que emprendieron.

Consecuencias a nivel físico, social y psicológico

Las consecuencias de todas estas violencias sobre las mujeres explotadas sexualmente no solo se dejan notar físicamente. También a nivel emocional, social y psicológico. El sufrimiento es tal que muchas mujeres quedan marcadas de por vida con graves lesiones psicológicas. Y, cuando son liberadas, no tienen otra opción que seguir prostituyéndose para sobrevivir.

Para estas mujeres y niñas, denunciar es complicado. Además de por las amenazas, por revivir una gran cantidad de experiencias que no todas son capaces de afrontar. Hechos que se multiplican cuando las víctimas residen en España de forma irregular.

Los datos ponen a España en el punto de mira

La trata con fines de explotación sexual es un problema mundial. Afecta a todos los países, incluido España.

Nuestro país tiene una responsabilidad muy importante en el tráfico de mujeres y la infancia con fines de explotación sexual. Es uno de los países de Europa que más mujeres y niñas reciben por tráfico y destino de víctimas de este tipo de esclavitud.

Se calcula que en nuestro país entran más de mil mujeres de la mano de estos grupos criminales. La mayoría son mujeres del este. Seguidas de nigerianas, brasileñas y paraguayas.

La prostitución y la trata: dos caras de la desigualdad

Según datos de la ONU, el 90% de las mujeres en situación de prostitución en España son víctimas de trata. El porcentaje mínimo restante es por la situación económica y social que las aboca a ejercer la prostitución. Ninguna mujer elige la prostitución, existen unas condiciones que oprimen. Por eso no es conveniente hablar de “putas” o “prostitutas”, sino de mujeres en situación de prostitución. Del mismo modo, tampoco es conveniente el término “cliente”, sino demandantes, puteros o prostituidores.

Esto quiere decir que la prostitución que se vende como libre en realidad no lo es. La prostitución se alimenta de la trata, por tanto, de la esclavitud. Son las dos caras de una misma moneda: la desigualdad de género.

España, el primer país europeo en consumo de prostitución

Solo en nuestro país, más de 45.000 mujeres y niñas son víctimas de trata. Además, alrededor de 1.500.000 hombres consumen diariamente prostitución en España. Siendo considerado el burdel de Europa, ya que la mayoría de los prostituidores ubicados en las zonas fronterizas de nuestro país son de origen europeo.

Asimismo, el 39% de los españoles ha pagado alguna vez por sexo, según la Naciones Unidas. Esto convierte a España en el país europeo con mayor demanda de prostitución y el tercero a nivel mundial. 

Hay que concienciar a los hombres de que el consumo de prostitución conlleva a la explotación porque sin clientes no existiría la trata, ya que la prostitución se alimenta de trata. La clave está en centrar el debate en los responsables de la existencia de la prostitución: los demandantes, los grupos que lo apoyan y las mafias que se lucran de ello.

Uno de los negocios ilícitos más lucrativos

Precisamente, en relación con las mafias, la Comisión de Naciones Unidas de los Derechos Humanos informa que la trata con fines de explotación sexual es el tercer negocio ilícito más lucrativo. Solo superado por el tráfico de drogas y de armas. Mueve anualmente en el mundo entre 5 y 7 billones de dólares. En el caso de España, más de 5 millones de euros al día.

En este sentido, son fundamentales la prevención del delito, la persecución de los autores y, sobre todo, la protección de las víctimas con alternativas reales y el desmantelamiento de las redes.

Medidas contra la explotación sexual

La trata con fines de explotación sexual aprovecha las corrientes migratorias internacionales y la situación de vulnerabilidad. Por ende, es un delito trasnacional que requiere políticas de cooperación entre los estados.

En septiembre de 2015, los países aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y aceptaron cumplir los objetivos y las metas relacionados con la lucha contra la trata. Asimismo, el protocolo de Palermo compromete la ratificación de los estados a prevenir y combatir la trata de personas. Protegiendo y asistiendo a las víctimas de la trata y promoviendo cooperación entre los países de origen, tránsito y destino. Algo fundamental para prevenir la explotación sexual. Así como para sancionar a los traficantes y demandantes, y proteger a las víctimas.

Un delito que no puede quedar impune

Las leyes abolicionistas son fundamentales. Es necesaria una ley contra la trata de mujeres y menores con fines de explotación sexual que aborde la prevención, la actuación y la reparación del daño de las víctimas desde la perspectiva de género y de modo transversal desde todas las áreas profesionales, pues no habrá igualdad real mientras haya hombres que crean que pueden abusar del cuerpo de las mujeres.

Las campañas de prevención y concienciación social que desincentiven la demanda también son la clave. Pero no solo desde los estados, los medios de comunicación, las empresas, la educación y la condena pública de los prostituidores es algo que tampoco podemos dejar pasar. Todas y todos, como sociedad, podemos poner nuestro granito contra la explotación sexual.


Jéssica Murillo, periodista experta en igualdad e intervención en violencia de género

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