Millones de niñas ven en el mundo como les es imposible acceder a la educación. Sin formación, no podrán desarrollar sus capacidades ni ser autónomas. Los matrimonios jóvenes, los estereotipos y la violencia machista impiden el acceso a la educación superior a muchas de ellas.
La educación, vital para una sociedad en paz
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación reconociendo el papel tan importante que tiene en la vida de las personas la educación. Y no solo de las personas a título individual, si no para la sociedad, ya que la formación desempeña un papel crucial para el desarrollo y la paz. Por eso, cada 24 de enero, se enfatiza en todo el mundo la necesidad de que la educación llegue a todos y, sobre todo, a todas.
Dice la UNESCO que sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños y niñas, jóvenes y personas adultas. Según sus datos, actualmente 262 millones de niños/as y jóvenes siguen sin escolarizar, 617 millones no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo y menos del 40% de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria. Precisamente en estos países, se encuentran los países con peores condiciones para nacer niña.
Los países con más desigualdad
Níger, Malí, Sudán del Sur, Yemen y República Democrática del Congo (RDC) encabezan la lista de los países más peligrosos para nacer niña durante 2021, según los datos de World Vision. La guerra, los problemas religiosos y la desigualdad sistémica hace que desde que nazcan, las niñas estén en peligro. Y eso también pasa por el acceso a la educación.
El primer país de la lista, Níger, tiene la tasa de matrimonio infantil más alta del mundo: tres cuartas partes de las niñas se casan antes de cumplir los 18 años. Esto hace casi imposible que accedan a la educación. En consecuencia, sólo el 17% de las mujeres de entre 15 y 24 años están alfabetizadas, lo que sitúa a Níger como uno de los países con las tasas de alfabetización más bajas del mundo.
Mucho más que un aula
La educación de las niñas no se limita solo a lograr que estas asistan a la escuela. También se trata de garantizar que aprendan y se sientan seguras mientras están en la escuela. Que completen todos los niveles de educación para que puedan acceder al mercado laboral y que adquieran habilidades socioemocionales para desenvolverse. Todo ello, con el objetivo de que tengan las bases para que ellas sean capaces de tomar decisiones sobre su propia vida y sean sujetos activos de la sociedad.
Por eso es importante, no solo garantizar la alfabetización de las niñas, si no que sigan en la educación superior. Las mujeres con un nivel más alto de educación tienden a ser más saludables, tener una mayor participación en el mercado laboral formal y ganar ingresos más altos, entre otros datos. La combinación de todos estos factores puede ayudar a sacar de la pobreza a familias, comunidades y naciones enteras.
Pobreza y violencia, barreras para la educación
La pobreza sigue siendo el factor más importante para determinar si una niña puede acceder a educación. En Nigeria, por ejemplo, solo el 4% de las jóvenes empobrecidas del norte del país saben leer. En contraste, el 99% de las jóvenes acaudaladas de la zona sur están escolarizadas. Otras causas como las discapacidades, un lugar de residencia remoto, el origen étnico, usar una lengua minoritaria también tienen repercusión en la educación de las niñas.
La violencia también afecta negativamente el acceso a educación. Por ejemplo, en Haití, una de cada tres mujeres (de entre 15 y 49 años) ha experimentado algún tipo de violencia física o sexual.
Mujeres en todas las carreras
Otra de las barreras de género es acceder a los estudios deseados. Los sesgos y estereotipos, así como la falta de referentes, hacen que muchas niñas no accedan a estudios que fomenten sus habilidades. Como las ciencias y el resto de carreras STEAM. Los niveles primarios de la educación, así como en secundaria, las empresas y los medios de comunicación son vitales para que las niñas sepan que pueden ser matemáticas, científicas o ingenieras si quieren.
Incluir la perspectiva de género, también significa adoptar en las aulas esta visión, así como en el mundo digital. Cada vez nos relacionamos con menos edad con la tecnología y cada vez conforman más nuestro mundo. Por eso es vital que cada parte de la sociedad se comprometa con una educación igualitaria, en la que las niñas reciban una formación de calidad, con oportunidades como becas, que les permitan desarrollarse y soñar.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad