Hoy se celebra el Día de las Escritoras. Una iniciativa promovida por la Biblioteca Nacional de España junto a la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas que, desde el año 2016, busca reivindicar la labor y el legado de las escritoras a lo largo de la historia a partir de la lectura de fragmentos representativos de sus obras.
Basándose en esta idea de lo que no se conoce no se puede leer ni tener como referente, cada año se lleva a cabo el lunes más cercano a la festividad de Teresa de Jesús, el 15 de octubre. Teresa de Jesús fue algo más que una religiosa. Fue escritora y trasgresora. Como el resto de escritoras a las que se homenajea cada año con esta conmemoración.
El objetivo: visibilizar a las escritoras
El objetivo es difundir el legado cultural de las escritoras hispanas e hispanoamericanas a lo largo de la historia, recordar las dificultades a las que se enfrentaron (y se enfrentan) y destacar el valor de sus obras, así como el arduo camino que abrieron a las generaciones que las precedieron.
Aún hoy, la ausencia de las escritoras, sus logros y aportaciones al mundo de la literatura en los libros de texto es evidente. Revertir esta situación es importante. Este tipo de iniciativas lo promueve. En la cuarta edición se propone un tema todavía inexplorado en las convocatorias anteriores: el amor, considerado desde la perspectiva de las mujeres. ¿A qué llamamos amor? ¿Cuál es su relación con la libertad? ¿Cómo vivieron y viven las mujeres el amor?
La literatura como arma contra la desigualdad
Las mujeres necesitan conocer escritoras para verse reflejadas. Estos referentes también son vitales para los hombres. El mundo cultural no puede sostenerse desde una visión androcéntrica que desprecia el trabajo de las mujeres. De hecho, la que es considerada la primera mujer escritora reconocida de Europa, Christine de Pizan, escribió en 1405 la “Ciudad de las damas” como respuesta a la misoginia de la época. La propia Pizan lo explicó primer capítulo de su Ciudad:
“Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra, bien en escritos y tratados. No es que sea cosa de un hombre o dos (…) sino que no hay texto que esté exento de misoginia. Al contrario, filósofos, poetas, moralistas, todos –y la lista sería demasiado larga–, parecen hablar con la misma voz (…) Si creemos a esos autores, la mujer sería una vasija que contiene el poso de todos los vicios y males”
Dos siglos después, Lucrezia Marinella publicaba “De la nobleza y excelencia de las mujeres” como respuesta a la obra de Giusseppe Passi, titulada “Los defectos de las mujeres”. De la misma manera que Christine de Pizan o Lucrezia Marinella, otras muchas mujeres publicaron alegatos feministas como respuesta a los libros que denigraban a las mujeres. Un claro ejemplo de que la literatura también puede servir para tener la mirada completa sobre la realidad, y no solo la masculina. El silencio a las mujeres en las letras priva a la sociedad de sus puntos de vista sobre la realidad. De ahí, también, la importancia de conocerlas y leerlas como promueve este día.
Jéssica Murillo, periodista experta en igualdad e intervención en violencia de género
