1. Valorar a todos los miembros de la familia.
Todos somos capaces de hacer las tareas de la casa, en mayor o menor medida. Tanto hombres como mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas. Cada uno y cada una con su actividad, pero capaces de llevarla a cabo.
2. Repartir las tareas equitativamente, y según las capacidades de cada uno.
Obviamente, un niño o niña muy pequeño no podrá hacer la cena, pero seguro que pondrá la mesa estupendamente.
3. Cada uno se ocupa de su espacio.
El cuarto de los niños y jóvenes es su territorio, y deben cuidarlo ya que allí pasan la mayor parte del tiempo cuando están en casa.
4. Organización de tareas.
Es una buena idea realizar un pequeño horario flexible. Si todos ayudamos, habrá más tiempo para el ocio para todos y todas. Por ejemplo, el lunes puede ser el día de la colada. Cada uno será responsable de saber que prendas necesitan lavarse, y se pondrá la lavadora para después tenderla y recogerla.
5. No llenar todo el tiempo libre de la familia con tareas domésticas.
Hay tiempo para todo, y el principal objetivo de la organización de tareas es no pasarse todo el día pendiente de las labores del hogar.
6. Reforzar positivamente.
Valorar y premiar los esfuerzos y los logros, sobre todo, de los más pequeños.
7. Las tareas de la casa pueden ser una actividad familiar de unión y aprendizaje.
Aprovechar esos momentos para reforzar el vínculo con nuestros familiares y convertirlos en un momento agradable en casa.
8. Enseñar al que no sabe.
Si un miembro de la familia no puede o no sabe realizar una tarea en concreto, no es bueno hacer esa tarea por él. Hay que ayudarle a realizarla y enseñarle para que aprenda de los errores.
9. Delegar y pedir ayuda.
Si las actividades laborales, de ocio, etc. de todos los miembros de la familia son muy numerosas, y no se pueden llevar al día las tareas de la casa, quizás llegue el momento de plantear pedir ayuda a profesionales.
10. Predicar con el ejemplo.
Si los más pequeños ven que los más mayores hacen las tareas de la casa por igual, sin protestar, equitativamente, con una sonrisa y sin malas caras, ellos responderán actuando de la misma manera.