El pasado lunes, 21 de septiembre, se conmemoró el Día Mundial del Alzhéimer, día que ha servido para reivindicar la necesidad de continuar en líneas de investigación para prevenir y tratar esta enfermedad.
En España hay 1,2 millones de personas afectadas —el Alzhéimer es la primera dolencia neurodegenerativa del planeta—. Si existe consenso en la necesidad de prestar cuidados a quienes están enfermas (1), necesariamente debemos de pensar en quién ha de proveer estos cuidados. Parece que habrán de existir también 1,2 millones de personas cuidadoras, una por persona enferma, incluso más si tenemos en cuenta que en muchas ocasiones la atención será necesaria durante las 24 horas del día. La cifra es importante.
¿Quién cuida de los pacientes con Alzhéimer?
Existen dos tipos de cuidadoras: las profesionales y las no profesionales. Las cuidadoras no profesionales son principalmente mujeres; la esposa (77,6%) cuida del marido y la hija (65,9%) cuida de la madre. Las cuidadoras profesionales, también son principalmente mujeres (99%). Al servicio de asociaciones sin ánimo de lucro, empresas privadas o administraciones públicas trabajan mujeres como auxiliares de enfermería, enfermeras, gerocultoras, terapeutas ocupacionales, limpiadoras, auxiliares de ayuda a domicilio, empleadas del hogar, etc. Fácilmente se concluye que el bienestar y calidad de vida de las personas enfermas depende de las mujeres, pero ¿quién cuida de éstas?
Los problemas que conlleva su cuidado
La tarea de cuidar, por un familiar o un profesional, puede derivar en la aparición de una amplia variedad de problemas de orden físico y psíquico. El origen se encuentra, entre otras causas, en: la amplia variedad de funciones (higiene personal, nutrición, movilidad, etc.); el número de horas dedicadas a la actividad o relación de afectividad entre cuidada y cuidadora.
Por estos motivos la salud física y psíquica de quienes prestan atención puede verse deteriorada: malestar general, alteraciones del sueño, cefaleas, úlcera gastroduodenal, anemia, diabetes, trastornos osteomusculares, alteraciones del sistema inmunológico, tristeza, irritabilidad, ansiedad, depresión, sentimientos de culpa, pensamientos erróneos, etc.
Para evitar estos problemas es muy importante que la cuidadora tome conciencia de que tiene que atenderse a sí misma, proteger su salud y cultivar hábitos saludables; por ejemplo, dejarse ayudar o solicitar ayuda externa. En el caso de las cuidadoras profesionales, además, resulta imprescindible la evaluación y prevención de los riesgos laborales, tanto físicos como psíquicos, que ayuden a mantener la buena salud de las trabajadoras y, en general, un buen clima laboral que facilite la funciones de cuidado y la comunicación transparente y sincera entre enfermas, familiares, cuidadoras y empresa.
(1) «enfermas» se refiere a «personas enfermas», mujeres y hombres. «Cuidadoras» se refiere a «personas cuidadoras» o «personas que proveen de cuidados», mujeres y hombres.
Dedicado a todas las cuidadoras —mujeres u hombres— de personas enfermas de Alzhéimer; especialmente a Montserrat por su solidaridad, nobleza y profesionalidad.
2 Comentarios
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Gracias por el artículo, en nuestra actividad lidiamos a diario con estas situaciones personales que deberían tener más visibilidad y atención por parte de la sociedad.
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Muy interesante el artículo! Cada vez hay más investigaciones respecto a esta enfermedad, y cada vez más, nosotros deberíamos estar al tanto de este tema.
Un saludo y gracias!