Con la celebración del Día del Libro, repasamos con la perspectiva de la igualdad esta porción de cultura y también de un sector económico importante. Las cifras entre autores y autoras publicados siguen siendo desiguales y las buenas ventas de las mujeres escritoras no reducen esta tendencia. ¿Qué está pasando? Repasamos los obstáculos y barreras que se encuentran las escritoras.
Barreras para las autoras de libros
Las escritoras buscan la igualdad en el Día del Libro. No es sorprendente que se sigan implementando iniciativas para fomentar la lectura y la compra de obras firmadas por mujeres. Y no solo durante días tan reivindicativos con la igualdad como el 8 de Marzo, si no para que la normalidad sea leer tanto a hombres como a mujeres. Para dar con las autoras, a veces hace falta escarbar más, ya que la publicidad de los autores muchas veces es mayor. Y es que en las expresiones artísticas parece que las mujeres no tuvieran cabida como autoras. Lo vemos en los museos con las mujeres artistas y en las Ferias del Libro con las escritoras. En el caso de Madrid en 2021, de las 4.700 sesiones de firmas, solo el 29% fueron de mujeres.
Y es que las cifras no mienten. Según los datos que el Ministerio de Cultura, con las cifras correspondientes al 2019, las mujeres publicaron el 35,6% de los títulos registrados con código ISBN. Los hombres, el 59,9% y del resto de las obras, no consta el sexo del autor. Algo que no solamente está en las publicaciones, si no también en los reconocimientos. Maldito Feminismo analiza los datos del Premio Nobel: de las 923 personas premiadas, únicamente hay 54 mujeres. En cuanto al Premio Nobel de Literatura, sólo un 12,9% de las mujeres (15 autoras) han recogido este galardón durante estos años en comparación con los 101 hombres que lo han hecho.
Menos publicadas, pero muy exitosas en el Día del Libro
Todo esto contrasta con el ranking de las autoras más leídas en España que contiene nombres de superventas como María Dueñas o Elísabet Benavent. La primera, además de ventas tiene el récord de colas para firmar sus libros, como ‘El tiempo entre costuras’ o ‘Sira’. La segunda, ha publicado dos trilogías, dos bilogías y más de siete novelas, algunas de las cuales ya han sido adaptadas como series y películas. Elvira Lindo, Almudena Grandes, Rosa Montero o Maruja Torres son otros nombres imprescindibles en la literatura española.
Las mujeres autoras buscan la igualdad en el Día del Libro y para eso están iniciativas como la de LeoAutoras, que pretende dar a conocer obras hechas por mujeres y que no están publicitadas pese a su calidad. Con el lema ‘Lee, comparte, recomienda’, la iniciativa pretende hacer visible todos los libros hechos por mujeres que merecen la pena ser leídos. Durante el mes de octubre este proyecto invita a leer solo libros escritos por mujeres o personas fuera del espectro masculino, compartir dichas lecturas y recomendar a escritoras o sus historias.
Anónimo es nombre de mujer
“Durante la mayor parte de la historia, ‘anónimo’ era una mujer”, decía Virginia Woolf en una de sus frases más célebres. Y es que ella sospechaba que incluso textos muy estudiados como ‘El Lazarillo de Tormes’ o ‘El Cantar de Mío Cid’ podrían ser obra de una mujer o de un colectivo con mano femenina. Motivos no le faltan: desde la prohibición directa a las mujeres a escribir o leer, hasta el interés comercial de que no fuera firmado por su legítima autoría. Es el caso de ‘Sentido y sensibilidad’ que en 1861 se publicó bajo la autoría de ‘by a Lady’, en lugar de con el nombre de su autora, Jane Austen.
Otros casos fueron por escribir sobre temas ‘poco decorosos’ para una mujer. Como las novelas eróticas y muy exitosas de Beatrice Sparks que firmaba como anónimas (‘Pregúntale a Alicia’ o ‘La pasión de Mademoiselle S’, por ejemplo). Aunque no hace falta irse muy lejos en el tiempo para ver más anónimos. Conocida es la presión de las editoriales décadas atrás para publicar solo a unas pocas mujeres. Por eso, no sorprendió que J.K. Rowling, la madre de Harry Potter y una de las autoras más leídas del mundo, prefiriera poner sus siglas que su nombre, Joann. por la idea de que la magia o la aventura era un territorio únicamente masculino.
Laura L. Ruiz, periodista especializada en igualdad