Los Niños de la Llave

Los Niños de la Llave
7 mayo 2013 Concilia2

El pasado Día de la Madre, y también en el Día del Padre, pedíamos como regalo una mejor conciliación. Una de las consecuencias de esta ausente o insuficiente conciliación es el tema de hoy: los niños de la llave.

Los Niños de la Llave o la Generación de la Llave son aquellos niños y niñas que, a edades muy tempranas, ya disponen de la llave de sus hogares para ir y volver del colegio sin el acompañamiento de un adulto. En la mayoría de los casos, tanto el madre como el padre trabajan. Al llegar a casa, el niño o la niña no tienen nadie esperándole por lo que comen, merienda, estudian y hacen los deberes o juegan solos.

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Este fenómeno no es nada nuevo. A finales de los 90, El País publicaba un artículo en el que se explicaban los riesgos psiquiátricos de estar solos en casa durante tanto tiempo. Más de diez años después, se sigue hablando de este tema.

La causa principal es evidente: la conocida y necesitada conciliación de la vida laboral, personal y familiar. Los horarios imposibles, jornadas completas muy largas e inflexibles impiden que el padre o la madre estén en casa por la tarde, en el momento en que el niño vuelve del colegio. Además, una vez termina la larga jornada laboral, los padres llegan agotados a casa, sin ánimo o sin oportunidad de interactuar y estar con los hijos/as.

Las posibles consecuencias de esto son mucho más complejas que las causas. Al pasar tanto tiempo solo, el niño o la niña pueden no establecer un vínculo afectivo solido y adecuado con sus padres. Podrían surgir problemas de comunicación, un distanciamiento y, a la larga, cuando los hijos entran en la fase de pre-adolescentes o adolescentes, aparece una pérdida de autoridad paterna. Surgen los conflictos, los «esta niña hace lo que le da la gana», » es que no podemos con él», etc. Los niños y niñas pueden percibir estas ausencias prolongadas de los padres, como un abandono que tendría una repercusión muy negativa en el momento de establecer relaciones afectivas.

El temido fracaso escolar es otro fenómeno que cabe esperar en estas situaciones. Los padres pueden no tener ningún control sobre los deberes y el estudio de los hijos/as, ya que no están en casa. Ya que no tienen nadie que los supervise, puede darse el caso de que cada vez se hagan menos los deberes, se realicen de cualquier manera y se pase más tiempo jugando, o en la calle, que en casa.

Si hay más de un hermano o hermana, los mayores pueden adoptar responsabilidades que no les pertenecen, como el cuidado y el control de los más pequeños.

Sabemos la causa, conocemos un poco mejor las consecuencias, y llegados a este punto, se deberían buscar soluciones. La solución pasaría por mejorar la conciliación laboral y familiar en la medida en que se pueda. Por otro lado, si no se puede mejorar la situación en este ámbito, se pueden llevar ciertas acciones y actitudes por parte de los padres y madres para prevenir las consecuencias. Ya que no se puede aumentar la cantidad de tiempo que se pasa con los hijos, si que es necesario mejorar la calidad de ese tiempo. Aprovechar los fines de semana para pasar tiempo con ellos, conocerles y conocer su entorno. Buscar actividades extraescolares que les motiven, y así pasar tiempo con gente de su edad, pero con cuidado de no sobrecargar su agenda. Supervisar sus deberes al volver a casa. En definitiva, hacerles ver que son queridos y cuidados.

1 Comentario

  1. camiv 9 años hace

    bobos tontos saben deberian hablar sobre la familia postmoderna:son familias coformadas por divasios, homosexuales o los dos papas

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